Este es un disco que desde la portada empieza bien, con un trabajo del artista Eliran Kantor. Y en lo sonoro, Testament vuelve a demostrar que es una de las grandes bandas de la historia del thrash metal, tal como hemos sido testigos cada vez que vienen a Chile, derrochando energía y potencia en vivo. Acá golpean con una decena de canciones, abriendo con la que da nombre a la placa, bastando poco más de 4 minutos para atrapar el interés para todo lo que sigue. Lanzado por el sello Nuclear Blast, el concepto que quizás más defina al reciente trabajo de los californianos es el de “avasallador”. Lejos de querer suavizarse con los años, Testament apuesta por la calidez de los riffs, batería machacante y unos solos majestuosos, mientras que Chuck Billy se oye rejuvenecido y furioso.
En un disco tan parejo y de buena calidad, que se caracteriza por un perfecto balanceo, es difícil destacar una canción sobre otra, pero no estaría mal poner especial atención en cortes como “The Pale King”, “Stronghold”, “Centurias of Suffering” y el cierre con “The Number Game”. De todas formas, cada uno tendrá su propia favorita dentro del perfecto abanico del reciente álbum de la banda estadounidense. El paso de los años no ha sido sinónimo de desgaste para Testament, al contrario, da la sensación de que queda mucho por disfrutar aún.